Lo que les cuento paso hace unos días y aun me encuentro sorprendido. Después de 12 años fuera de la Argentina, en en noviembre del año pasado empecé el regreso.
Me ha mantenido bastante ocupado el acomodarme de nuevo a Buenos Aires pero igualmente decidí volver a trabajar de guardavidas en la costa como solía hacerlo antes de irme.
El entrar de nuevo al cuerpo de guardavidas costó bastante trabajo pero finalmente conseguí que me aceptaran por 2 meses, enero y febrero, en San Bernardo. No me tocó un balneario donde tuviera amigos, por el contrario, mi puesto ahora es en uno de los más alejados del centro.
Para la segunda quincena de enero, estaba en una carpa un matrimonio, él por arriba de los 50 años y ella como mucho 45 años, junto a ellos, su hija de 23 años, Natalia. Después de muchos días de conversación, finalmente salimos una noche a tomar algo con Natalia. Fuimos luego a bailar al boliche San Bernardo chico y finalizamos la noche en el balneario, en un sector que se utiliza para almacenaje de sillas y reposeras.
Natalia resulto una fiera, increíble chupándola, toda adentro y bancándose las arcadas, excelente cojedora y sin quejas para entregar el culito. Al día siguiente se quedó conmigo sobre el mangrullo toda la tarde, hasta que a las 8 terminé mi turno, mientras guardaba el torpedo (es el salvavidas que tiene forma de dos conos unidos) y la silla, ella me hizo compañía.
Como no podía ser de otra manera, nos empezamos a besar en el área de almacenaje, ella estaba con esa bikini mínima que no podía resistir, fue fácil ponerla en bolas y ella se arrodilló y empezó nuevamente a darme una chupada inolvidable. De repente se abre la puerta del área, miro hacia la puerta y esta la madre de Natalia parada, mirándonos, nos quedamos helados, empezó a gritarle a la hija miles de insultos, Natalia se puso a llorar y salió corriendo.
Me quedo con la madre y empiezo a tratar de hablarle y tranquilizarla, y ahí fue cuando paso lo inesperado, la mujer me mira y me dice:
-Tendrías que haber buscado a la madre y no a la hija.-
Ahí nomas, sin decirme nada mas, se arrodilló y empezó a chupármela con unas ganas, que pensé que me la iba a hacer desaparecer, mientras lo hacia gemía y se pajeaba como desesperada.
Estuvimos como una hora cojiendo, le di en todas las posiciones posibles, parecía que no había cojido en años. Le encantaba jugar con el torpedo en su concha mientras la cojia por el culo. Por los gritos que daba, dos veces me golpearon la puerta los carperos gritándome que no hiciera tanto ruido que se iba a pudrir todo.
La señora me dejó su número de celular, indicándome que cuando llegue a Buenos Aires le envié un mensaje así nos vemos. Solo mensajes me repitió, no llamés que mi marido va a sospechar.
Al otro día una de las mozas del bar del balneario me dio una nota, era de Natalia para avisarme que se iban ese día después del lio que le hizo la madre, me dejó su número de celular y me puso que la llamara a mí regreso para vernos, que me ama y que no la olvide.
Ya estoy ansioso por volver a la Capital y decidir con cual de las dos me voy a comunicar primero.
Autor: highexpectations
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