Tenía 16 años la primera vez que me follé a mi madre. Tenía 35 años y no hay duda de que era hermosa, se veía al menos 5 años más joven, había sido una líder alegre en la escuela secundaria y en la comunidad y había ganado varios concursos regionales de belleza. Mi padre había muerto en un accidente automovilístico cuando yo tenía 6 años y ella no se había vuelto a casar. Ella tenía un trabajo bien remunerado en el departamento de finanzas de una compañía internacional de electrónica y con una importante herencia de su padre, vivíamos cómodamente. Nací con un fuerte impulso sexual y desde temprana edad comencé a jugar con la niña de al lado y cuando se mudó 4 años más tarde, pasamos de los dedos y las manos a la mierda y succión. Fue entonces cuando me di cuenta de que había comenzado a desear a mi madre. El hecho de que era imposible no atenuó mi deseo y, a los 16 años, casi me consumía, ella era la estrella de todas las fantasías sexuales que comencé a sacudirme. Con su juventud y su...
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