Estaba tan borracha y cansada que me costó encontrar la cerradura para entrar a mi propia casa. Mi hijo se asustó al ver mi aspecto. Tenía la blusa desgarrada a tal punto que mis pechos estaban prácticamente al aire, el cabello desordenado, el maquillaje corrido. -Mamá, ¿qué te pasó? ¿Te secuestraron? -No hijo, no. ¿Qué hacer, decirle la verdad? Había estado dos días en una casa con su padre, mi ex marido, y dos amigos de él. Ebria todo el tiempo. Sin comer. Sólo había tragado sus acabadas, una y otra vez. -¿Fue papá? Decime la verdad, ¿fue papá? Su padre tiene prohibido verme. Es un hombre violento. Pero yo soy una mujer débil, caigo con él una y otra vez, lo veo a escondidas. Aunque esta vez no me esperaba que estuviera con dos amigos. Lo acepté. Como siempre, no tuve carácter para negarme. Y me hicieron de todo. -Estoy descompuesta hijo -alcancé a decir. A los tropezones fui hasta el baño y vomité arrodillada en el inodoro. Semen, no tenía otra cosa en el estómago. Mi hijo se quedó ...
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